martes, 11 de noviembre de 2008

La maldición del sueño (parte I)

Pola cayó. Se ha vuelto a casa, cansada y enferma. Como Ana, pero menos grave. Pola es muy sensible y el daño del mundo le sienta mal en el cuerpo. Cuando se encuentra mal, no quiero ni imaginar lo que ha pasado al otro lado del mundo o a la vuelta de la esquina. Y a ella sólo le queda vomitar todos los males, casi casi como en la Milla Verde, pobre. Estará dormidita ya, duerme mucho y muy pronto. Me recuerda a mi de pequeña, a las nueve en cama y cenada.

Pero, tal vez cuando cae la noche y se duerme, despierta en el portal, con antifaz y botas altas, para luchar contra el mal sin ser reconocida y sin mojarse los piés. Por eso duerme tanto, porque tiene que pelear muy duro con todo el mal que existe. Y no tiene tiempo para salvarme a mí - es que requiere mucho tiempo y calma, cosas de las que carezco, Mia -. Por eso ya no quiero salvarme, si no lo puede hacer ella. Mañana es mi cumpleaños.