domingo, 18 de mayo de 2008

Después de un festival, contar algo tenía aunque no sobre

Quería levantarme a las 08.00, pero conociéndome tantos años seguidos he puesto 4 alarmas, la última para las 09.30, porsicaso. Me he levantado a las 11.30 por la gracia de la contraventana con ángulos agudos, toda una suerte.


He hecho lo típico de un domingo, las cosas esenciales de una mañana sola en casa, sola con el perro, se entiende. Ha entrado de sopetón en casa, ladrando de desesperación y me he preguntado en una fracción de segundo, antes de ser consciente, si había dejado yo la puerta abierta al darle el desayuno, pero he recordado que hace unos meses ha aprendido a abrirla él solito, por eso la puerta está llena de arañazos, de cuando no encontraba la manilla.

Ha entrado ladrando y llorando, fuera los "petardos" no paraba de hacer "pump, pum" y se asusta mucho, mi perro. He salido corriendo de la habitación para abrazarlo y acariciarlo mientras al oído le digo que no dejaría que le pasara nada. Al fin pararon y salí con él para mostrarle que ya estábamos en paz, pero tan asustado se quedó que no ha querido quedarse fuera sin mí. Le he dejado entrar en mi habitación aprovechando que mi madre no está.



Qué raro se me hace volver a escribir.