sábado, 27 de diciembre de 2008

Un tanto contradictorio el eslógan

Ana R. llevaba el pelo recogido de distinta forma que por la mañana. Le ha crecido bastante y me pareció buena señal. Tardé en darme cuenta de su presencia en el café, veía su nuca desde la mesa de atrás.

Gesticulaba mucho con las manos y de vez en cuando sacaba un pañuelo, tenía la nariz un poco roja. Se pasó un buen rato hablando sola con las caras de sus amigas en dirección a la suya. Hizo una pausa, movió la silla. La veía de perfil. Intervino Ana, Ana la dentista. Se miraban y de vez en cuando asentían. Ana R. subió el tono. Abría sus ojos claros y gesticulaba más. Encendió uno de sus Gauloises con su mechero de Nemo, un pececillo que echa fuego por la boca, y tomó un sorbo de café. No sabía qué estaba pasando, pero Ana R. era la protagonista de su mesa. Se fue quedando sola, un poco aposta, un poco sin querer. Se puso el abrigo verde, se colocó su gorro gris entallado y recogió su paraguas. Pagó el café y me miró al pasar. Llevaba dos chapas en la solapa derecha y una mirada que me invitaba a seguirla.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Fuera de tiempo, de tono, de vida


Julia lamiéndose la herida, así como a los buenos amantes, aún sin poder alcanzar grado, aún sin poder comer. Todo en tono purpúereo, violáceo. Las penas se le acumulaban en las mejillas y la hacían bella. Las gafas, sin saber por qué, se le ensuciaban a cada tiempo, a cada minuto como una venganza lenta e insana, accesible a cualquiera que mirase su rostro. Las frases que escuchaba le parecían lejanas y crueles, trataba de esquivarlas, manteniéndose ocupada en contemplar el muñeco de nieve contra la ventana del café. Qué estático. Aún así, lejos y contra voluntad, llegaban a su cerebro, tan pequeño y mimoso en los últimos tiempos. La herían sin querer, sin culpa. Y es lo que más despreciaba, no poder echársela a la cara a nadie. Reprochar es algo muy accesible, y fácil. No encontraba quien escuchara sus palabras manchadas de desprecio disfrazado, sí, pero desprecio. Joder, es duro. Mea culpa, si había alguna. Y qué débil soy, pensaba.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Encuentros con identidades

Me gusta mucho esta imagen. La reservaba para otro estado de ánimo. Ahora me siento algo parecido a ese buzo, un poco inútil, un poco solo. Lo habrías pasado bien. Una cena temprana, una cama, dos películas, una canción que no ha parado de sonar. Cruces como espadas. Me encanta esa lentitud, ese saboreo de palabras, como lamiéndose las heridas. La voz, la letra. Me parece sobrecogedora.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Las mujeres deshidratadas son terribles

Nos dormimos o eso aparentamos, pero de repente mi mano en tu sexo y tú te mueves muy poco a poco pero te mueves, eso sí, muy poco a poco, como queriendo sin querer y entonces mi mano se convierte en sexo también y bucea entre tu ropa interior pero antes exterior y somos como dos peces que se buscan entre las algas, apenas sin ser conscientes de un encuentro, pero ésa es la realidad, que yo te busco y tú me encuentras o al revés, ya no sé. Mi mano convertida en sexo profundiza en ti, moviendo la colita de pescado, buscando una abertura entre esas algas espesas y tú del otro lado ya en ropa interior qué aterciopelada, qué fina; ya sin ella y la profundidad que me encoje y el agua entre tus escamas. Tu cuerpo que se mueve como un pececito fuera del agua con mi mano que es sexo donde ahora nada el tuyo y ya hay tanta agua que se te mete en los ojos y empiezas a sollozar mientras te agarras con una fuerza temblorosa a mí y yo que te abrazo y absorbo tus lágrimas que te resbalan sin querer, pero yo callada mordiéndome la boca por dentro para no decir nada fuera de lugar que estropee lo que ya está roto, entonces te acaricio el pelo y consigo mi propósito, que tal vez sea el tuyo, y te calmas con poco ruido y sin mala conciencia, porqué no. Así que intentamos volver a dormir, o por lo menos lo simulamos no vaya a ser.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Si has mentido alguna vez, yo...

He borrado todo mi almacén multimedia. No sé muy bien por qué lo he hecho, pero tampoco me apetece mucho averiguarlo. Tengo que ir a la biblioteca a devolver unos libros, y luego a la fotocopiadora de la facultad, a ver si hay sorpresa para este viernes. Precismamente este viernes.


No he hecho la cama, y no la pienso hacer. En casa hemos hablado de la mala educación que supone. Yo siempre la hago, pero si tengo clase por la tarde, la dejo para mediodía. Que le jodan a la cama. Es lo de menos.

Quedan tres días para que se acabe cineuropa, echan un documental de los Surfin' Bichos. Mmm. En el piso no tenemos calefacción y nos pasamos el día con los piés fríos, las manos y la nariz. Nieva en Vilalba y en Madrid, pero aquí sólo llueve. Tengo que contestar un mail a Barcelona.

domingo, 23 de noviembre de 2008

De un inesperado viaje

Estoy en la sala Apolo, en Barcelona. Es domingo, son las diez y media pasadas y escribo a una mano. A mi lado está mi amigo Denís, no sé que hace con el móvil en la mano, si estamos en un concierto! Se escucha "Anoche (el puñal y la memoria)" y veo una penita más grande que un ciempiés. Aplausos y silbidos, el público está entusiasmado, pero shhh qué dijo? Acordes, mmm se me escapa, es de Cerrado... "Glue", claro! Me quedan 5 minutos y me tendré que ir, por el vuelo, que si no, lo pierdo.

Alguien que cuide de mí,
que quiera matarme
y se mate por mí

Se acaba todo para mí, es hora de volver a casa. Valió la pena ese último vuelo de la tarde, con azafatas guapas y ninguna turbulencia. Denís está algo cambiado, más mayor, más solo, más suelto. No he tenido oportunidad de ver a nadie más, el tiempo apremia y mañana tengo que presentar un trabajo, aún falta redactarlo e imprimirlo, pero todo está en la cabeza. Ha tocado canciones que no había escuchado en directo, las giras conjuntas, claro. Sólo una espinita: no pude escuchar "Eclipse", mi favorita del último. Los viajes buenos es lo que tienen.

lunes, 17 de noviembre de 2008

La maldición del sueño (parte II)

Cuando Pola se dormía a mi lado, muchas veces yo no lo hacía. Desde pequeña me cuesta mucho dormir. Esta noche no he pegado ojo. Ocho horas cambiando de postura y pensamientos. Por eso le he encontrado un apellido a Pola. Pola Sueños. Es incoherente que se lo encuentre cuando ha dejado de ser Pola.

Las situaciones imaginadas se amontonaban en mi mente, me preocupó un poco porque ya no distingo muy bien la realidad, pero qué más da si es de noche y no hay nadie. En muchas sale ella, como si de verdad las hubiera vivido y pertenecieran al pasado. Estábamos en cama, un poco desnudas, y todo iba suave. Le decía cosas bonitas y le acariciaba el cuello, y ella como un tigre adiestrado, incluso como un gato si hace falta. Entonces me medio incorporaba con el codo en la almohada y la cara en la palma y le decía "qué guapa estás", y le tocaba el pelo, casi sin rozarla. Ella sonreía de esa forma.

Hacer de psicóloga y paciente a la vez es un poco difícil, pero si me fijo bien, puedo intuir que el culpable es el desperdicio del tiempo. El no haberme dado cuenta de que era feliz, de que ella me hacía feliz, y aprovecharlo. Besarnos más, bailar juntas, hacerle el desayuno. Por eso, tal vez, ella me diga ahora te quiero con más frecuencia que cuando me podía salvar.

Mia sin salvación. Ni botas altas, ni antifaz.

martes, 11 de noviembre de 2008

La maldición del sueño (parte I)

Pola cayó. Se ha vuelto a casa, cansada y enferma. Como Ana, pero menos grave. Pola es muy sensible y el daño del mundo le sienta mal en el cuerpo. Cuando se encuentra mal, no quiero ni imaginar lo que ha pasado al otro lado del mundo o a la vuelta de la esquina. Y a ella sólo le queda vomitar todos los males, casi casi como en la Milla Verde, pobre. Estará dormidita ya, duerme mucho y muy pronto. Me recuerda a mi de pequeña, a las nueve en cama y cenada.

Pero, tal vez cuando cae la noche y se duerme, despierta en el portal, con antifaz y botas altas, para luchar contra el mal sin ser reconocida y sin mojarse los piés. Por eso duerme tanto, porque tiene que pelear muy duro con todo el mal que existe. Y no tiene tiempo para salvarme a mí - es que requiere mucho tiempo y calma, cosas de las que carezco, Mia -. Por eso ya no quiero salvarme, si no lo puede hacer ella. Mañana es mi cumpleaños.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Fue sábado de concierto, la cantante decía palabrotas

Qué difícil es guardar la distancia adecuada, Ana, lo sabes. A veces no sé cómo mirarte en compañía, las gafas de sol no me quedan bien y con los ojos así de denudos ¿cómo te miro sin que se note?, ¿cómo saber de ti sin preocuparme?. Te gusta mucho mi nueva chapa, no paras de mirar para ella, Ana, que me he fijado. Un día o una noche, mejor dicho, te invitaré a cenar con ella, para que os digáis lo que os tenéis que decir.

Me dijeron que este viernes estuviste esperándome en la misma silla de siempre. Me he sentido mal. No sabía que me esperarías después de, pero si lo llego a saber... tú ya imaginas que la hora del café llegaría mucho antes. ¿Qué tal en Barcelona?, ¿qué tal en Bélgica?, ¿qué te han dicho, enfermita?

Espero que sigas saliendo con la hermana de Teresa. Ella sí que es una amiga de verdad, ¿verdad? Te cuida un montón, todo el mundo lo sabe, es una amiga (y una hermana) execelente. Siempre quise ser su hermana, pero no sé por qué me tocó la que me tenía que tocar. Sin previo aviso y aposta. Mi hermana da fe de ello - Eres todo molestias y a ver cuándo sacas el carnet -.


Nos hemos dicho muchas cosas a la cara, Guillermo. Espero no haberte hecho daño. Luego han venido recuerdos de mi perro muerto, y su padre. Aún recuerdo aquélla semana con mi madre intentando explicarme quién se había muerto sin querer. Tus ojos lo decían todo, Guillermo. Quiere leer algo mío y creo que intenta seguirme las pistas por Internet, lo imagino escribiendo palabras y frases en el google, sin encontrar nada, o quizá desnudándome sin querer. Ups, perdona – y desvía sus ojos hacia el suelo -. No quiero que me descubra, no por ahora.

martes, 4 de noviembre de 2008

Las terceras también pierden



Suele olvidárseme su nombre, pero puede llamarse Ana, claro que puede. También tiene un apellido, aunque supongo dos, pero ya se sabe con estas cosas. Puede que sea Ana F. o Ana R., yo me decanto por este, porque si lo pegas al nombre, sale un verbo en catalán. Vaig anar a passetjar amb la Pola i em va dir que s'acababa. Qué triste.

Ana R. trabajaba en Bélgica (porque ahora está enferma) como traductora en el Parlamento Europeo. Me fijo mucho en ella cada vez que coincidimos en una misma cafetería. Allí puedo pedir lo mismo que toma ella y sentirme té en su paladar, sin que perciba cómo me adentro en su garganta de cabeza. Allá voy, Ana, qué oscuro. Mmm qué rica la infusión, qué calentita en tu boca.

Ana R. tiene los incisivos un poco separados y el viernes llevaba en los labios un carmín rojo oscuro, pero muy gastado. Fuma Gauloises y eso me gusta, desde Rayuela quiero probar uno. Hola, te voy a hacer una pregunta un poco rara: me he fijado en la marca de cigarrillos que fumas y desde Cortázar siempre he querido probarlos, ¿me darías uno? Qué vergüenza. Claro que en mi imaginación me dice un sí sonriendo. Espero de verdad que te pongas bien, Ana.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Hay más dentro, pero no sale y se acerca la fecha

Hoy mi perro bebé tuvo una pesadilla en el salón. Movía el hocico y los bigotes muy muy rápido y gruñía en bajito grrr, grrrr. Espero que no estuviera soñando conmigo y la mirada de culpa con la que lo trataba. Es que es un perro que llegó con sentimientos que no le pertenecían.


A Guillermo le gusta mucho explicar las cosas, habla explicando. Y a mi me gusta hablar con él de cualquier cosa porque Guillermo, cuando no habla, escucha con mucha atención. Pero hay cosas que yo no le puedo contar a Guillermo y hay cosas que él tampoco me dice. A mi me da un poquito de pena porque me parece buena persona y lo veo tan solo. Le he preguntado si tenía amigos con los que hablar de verdad:

- Entonces, ¿nunca hablas de verdad con nadie?
- Realmente, no.

martes, 28 de octubre de 2008

Hay días en que valdría más no salir de la cama

En su mente, constipada y triste, Babis se escribe en los dedos: qué-da-te conmigo, pero al final del día nadie se queda y ya es hora de dormir. La paciente de la 509 no aparece a media noche, es entonces cuando Babis se encuentra más sola y triste que nunca, vacía. Y llora un poquito, sin ganas, dejándose llevar por el sueño que siempre es tan oscuro en esa habitación de hospital, sin nadie al lado, sin nadie encima. Y cuando los primero rayos del día tocan sus pestañas, la pena comienza a llenarla hasta despertarla de nuevo, en ese otro día que empieza al revés.

sábado, 25 de octubre de 2008

Tan rubia, tan alta, tan guapa, qué mareo

Nunca para ti es quizás... Christina abría a unos metros con un simple "buenas noches" que hacía que nos tragáramos todas las palabras y abriéramos la boca y los ojos para no perdernos nada.



"Sensual, no sexy, así apareció en el escenario escondida detrás de un Nacho Vegas asombrosamente viril y seguro de sí mismo. Así brilla más y lo sabe, y es una enorme lucha interna entre intentar pasar desapercibida y deslumbrar con luz propia e independiente. Ni una palabra, ni una palabra oportuna, ni una palabra fuera de lugar. Así se presentó él, así se incomodó ella. Se desnudó, más de lo que le hubiera gustado, y creció.

Se nos presentó cual niña insegura, girando sobre si misma, intentando esconder su rostro y parecer repentinamente ocupada. Pero su inconsciente la traicionó, y llevó sus manos de forma compulsiva hacia su cabello rubio y desaliñado, una y otra vez…

Déjame que te agradezca el hielo que has roto por mi: “Tú también eres muy guapo”, déjame que me siente y me relaje, déjame que te mire cuando creo que nadie me observa, déjame, y así, os regalaré una de mis más valoradas y preciadas sonrisas, una sonrisa a él, que estoy segura vosotros sabréis disfrutar.

Dice mucho de una persona el sonrojarse con el éxito propio y enorgullecerse con el éxito ajeno, dice mucho de cualquier persona y dice mucho de ti.

Un Artista se reconoce por su capacidad de transmitir, y no sé, por tanto, si la tristeza que me invadió cuando el foco rojo se apagó, cuando la luz intimista se extinguió y la cruda realidad me abofeteó, es mía propia, o es que me he tomado la libertad de robarle esos tres segundos de tristeza descomunal que le invadieron mientras se miraba en el espejo, agarraba su cubata y se derrumbaba íntimamente a la vez que se giraba generando un abrazo lleno de amor y admiración. Admiración, la que tú sientes por él, la que yo siento por ti, la que Babis y Pola sienten entre sí."
Pola.

viernes, 24 de octubre de 2008

De conciertos


Ayer fui a un concierto en la sala Capitol. Fue un concierto sorpresa cuando aún no me había recuperado del todo del día anterior. Mi amigo el barman, aunque suene un poco cursi eso de barman, me invitó porque Miguel no podía ir. Me ha gustado mucho y el sonido era muy bueno. Después hemos salido de marcha, los del concierto y algunos amigos que me han llamado. Fuimos a un bar que me gusta mucho por la estética, pero también y sobre todo, por la música. Aunque sólo conozca alguna de Joy Division o sus idas de mano con Nirvana. Pero Ramón, mi barman, me ayuda con eso.


Al poco de llegar, vimos aparecer al guitarrista del grupo al que habíamos ido a ver. Le he pedido un autógrafo que plasmó en la misma entrada. Luego llamé a Pola, y me ha faltado tiempo para ir corriendo a buscarla. Estaba con sus amigas donde siempre. Sus amigas siempre me saludan con una sonrisa. Cuánto más borrachas, más sonríen. Ha dormido conmigo porque las noches sin ti son un infierno, y esto sí que es cursi. Hace más de hora y media que se fue, y un poco enfadada.

Hoy vamos a un concierto juntas, en la misma sala de ayer. Es un rollo completamente distinto, pero tengo muchas ganas. Hemos quedado a las nueve, siempre me gustó esa hora. ¿Qué hora es? Son las nueve. Se ha reído un poco de mí. Da gusto cuando se meten contigo y luego te dan un beso. Pero he de decirte algo: no creo que ningún crítico resuma esto en una frase, no le daré la oportunidad.

lunes, 20 de octubre de 2008

Una vez que el corazón dejó de latirle como un perro rabioso

Siento la agresividad del post anterior y me entran ganas de eliminarlo. Pero sería algo parecido a engañarme a mí misma, por eso no lo hago. Creo que ese día me sentía como un perro rabioso, con pulgas de las que pican muchas veces hasta que cambias las sábanas. Sin embargo, ayer noche parecía un cordero bebé con los ojos llenos de agua y brillantes. Un bebé cordero perdido de su rebaño, un bebé cordero asustado. Es gracioso ahora que lo pienso, pero no tanto para mi compañero de piso, que está un poco cansado de hacer de pastor y tener que salir a buscarme y traerme de vuelta. La verdad es que tener a un cordero bebé en casa son todo desventajas.

sábado, 18 de octubre de 2008

De peluquerías y cuidados paliativos



Es extraño, como si un corte de pelo pudiera hacerte más fuerte o más feliz. Qué topicazo: cambia de vida, córtate el pelo (y escucha garage). Vamos, como si todo pudiese cambiar, ja!. Soy incapaz de estabilizarme, por eso quizá lo del garage, para no parar de gritar y moverme. Qué joder.

sábado, 4 de octubre de 2008

De cómo Babis enferma










Babis era enfermera en este hospital antes que enferma de este hospital. Todo comenzó un día como otro cualquiera en el que ella entraba en el hospital a trabajar (aunque en realidad todo ya había comenzado muchísimo más atrás, y ella lo intuía de alguna forma). Ese día, el día cualquiera que Babis comenzaba una nueva jornada laboral, pero que pasó a convertirse en el día del comienzo, Babis servía el desayuno. Y justo, justo cuando Babis sonreía a Don Gabriel, después de un comentario ingenioso de éste respecto a los desayunos de hospital, justo en ese momento, Babis notó un pinchazo. No voy a decir en el corazón porque Babis tenía tal conocimiento del cuerpo humano, que sabía que ello no era posible, por tanto he de decir que Babis, en ese justo momento en que su sonrisa abría los ojos azules de Don Gabriel, habitación 505, notó como un pinchazo en un lugar incierto de su alma, porque Babis, aparte de enfermera, era consciente de que algo más existía en el cuerpo humano que eso que ella había leído y visto.

Ese pinchazo la preocupó un poco, y se dijo que profundizaría sobre ello en el primer café del descanso, y continuó con su trabajo porque Babis, además de adicta el café, era una enfermera eficiente. Poco después, cuando el momento del comienzo se acercaba, Babis pestañeaba mientras sonreía a Laura, que entraba a trabajar, y a la vez llevaba su mano izquierda al pomo de la habitación 509. Y, también en ese mismo instante en el que Babis pestañeaba mientras sonreía y llevaba su mano izquierda al pomo de la puerta, recordó una canción con ese mismo número de habitación, pero todo fue tan rápido que Babis sólo pudo seguir en el movimiento que su mano izquierda había iniciado con la habitación 509.

Y eso fue lo que la trajo aquí, ese movimiento que abre puertas, a este hospital en condición de enferma muy enferma, en el que Babis reposa herida de muerte y, aunque Babis lo intuye, sigue imaginando un resfriado algo serio, con más de cuarenta grados y esas cosas que, al final, no son nada.

Se desataba así, con ese movimiento de muñeca que gira pomos, el momento exacto del comienzo. En él estaban involucradas dos personas: la enfermera Babis, aún sonriendo y con el desayuno especial para la habitación 509: en el pulgar el zumo, el índice para la leche, luego el corazón lleno de cereales, el anular con las tostadas y en el meñique la mantequilla; y la propia paciente de la 509, cuyo nombre nadie recuerda, pero todos intuyen. Tampoco se sabe cómo había llegado ese rifle semi automático a sus manos, en cambio, sobre el por qué había varias hipótesis, sobre todo entre enfermeros y pacientes, pues los doctores son más reticentes a dejarse llevar por la imaginación. Como ejemplo, la hipótesis de Laura, la primera que acudió a mancharse las manos de la sangre de Babis, dada su proximidad física a la escena del momento exacto, pues poco antes le había dicho lo guapa que estaba con el desayuno en la mano derecha. Jura Laura un romance entre paciente y enfermera, cosa que desmiente fervientemente el doctor Ramos, íntimo amigo de Babis, pero lo que sí es cierto es que pacientes, doctores y enfermeros están volcados en Babis enferma que, vaya casualidad, ocupa la habitación 509, junto con su imaginario resfriado y la presencia de una paciente muy especial con la que comparte habitación y un romance apasionado y secreto a media noche.

viernes, 3 de octubre de 2008

Pobre querida




Liliana llorando. Ver a Liliana llorando, tan sola, tan tierna, me rasca la garganta. Dulce en su sofá, el teléfono al lado, en la mesilla roja, tan quieto, tan callado. Eso la rompe. Un teléfono que no suena, una vida que ya no le pertenece. Pobre Liliana enamorada. Quiere escapar, al otro lado del silencio qué pasará. Liliana no lo sabe con certeza, pero sonríe con esos ojos tan tristes y vacíos. Cuánto llevará Liliana llorando, esperando esa llamada que la rescate, aun no sabiendo bien de qué, pero que la lleve lejos: otra ciudad, otros brazos. Liliana.


***


A solas, sabiéndose realmente a solas en esa cama y en esa pieza, en ese día que empezaba en otra dirección, Liliana podría llorar abrazada a la almohada sin que vinieran a calmarla, dejándola agotar el llanto hasta el final...

Julio Cortázar.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Algo parecido a la locura



Se mezclan cosas intangibles como un zumbido de abeja, pero conste que digo uno y no dos. Cuerpos yacentes con vida, carros que tropiezan en cada baldosa y un largo etcétera. La vigilia del vigilante y cosas parecidas. Me vuelves loca ¿y cómo? no sé, ha de ser un juego de pies, los movés de tal forma que. Y te diré que tenemos una conversación pendiente y me la intentarás.


Hacemos trincheras por todo el aeropuerto, esto es la guerra: mochilas, maletas de mano y yo tengo un abrigo qué buena idea, y yo un rifle semi automático y qué imaginación la tuya o ya está la exagerada. Luego se intercala la secuencia de los pies cruzándose: ahora botas rosas atropellan a mocasines y se cruzan chancletas y los tenis viejos, es todo como la macedonia. Formamos un tribunal subjetivo, tenemos en cierta manera el poder: a ésta hay que aplaudirla y la nueva ofrecerle un bocado de su chocolatina, aquí todos contribuimos.

martes, 23 de septiembre de 2008

Con un tono de cómico reproche - Manners, my dear



La realidad resbalaba despacio por tu cara, como los relojes de Dalí. Los delirios anunciaban una progresión de final. Allá la luz y yo del lado de acá, de lo oscuro, del miedo. Aterrador, en otras palabras. Como ahorcarse sin cuerda. Could you get me something, could you get me something.

Estrújalo, retuércelo, arráncale la aorta. Vuelve a dibujarlo con lápices de colores. Ahora rojo, ahora azul, y efecto luz. Siempre a medida, siempre idílico. Y luego eso que no llega, que no está.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Meme

Un meme es una especie de cadena que se va "contagiando", por decirlo de alguna forma enfermiza, a otros blogs o páginas personales.




Este meme me lo remite elgritodeltiempo, que dice: "consiste en dar a conocer seis cosas sin importancia que nos hagan felices en nuestro día a día". Y me parece incluso interesante esta especie de cadena sensitiva, por lo que me siento hasta con ganas de obedecerla. Gracias.

1. Levantarme temprano sin sueño, sin nada que hacer. Preparame un café y una tostada con mantequilla. Luego dar cuenta de ello viendo una película en mi habitación.

2. Tirarme en la hierba de mi casa, leer con el sol calentándome las orejas.

3. Escuchar música mientras me ducho. Pero escucharla proveniente del salón, desde esa monstruosa minicdena con ese sonido tan claro, tan bueno y, a veces, tan alto.

4. Ir al cine sola, de vez en cuando.

5. Las regalices por la tarde y en compañía.

6. Cocinarte y que me cocines, sentirte y delirar-te una y otra vez.


Es una cadena que acaba aquí, con posibilidad de continuación no obligatoria.
Aún llamándose así, meme, sin acento circunflejo, en mi mente suena "mem".

viernes, 12 de septiembre de 2008

Qué tonta, qué grandísima boba


Y la Polita lamiéndome las orejas, acariciándome la espalda y el pelo, diciéndome “Pobre chiquilina, no llorés más, calmate”. Como si yo pudiera parar de llorar así porque sí. Las chiquilinas no obedecen frases imperativas. Son inocentemente tercas, no hay manera, che. Ya se calmarán ellas solas con un perfume nuevo o un globo azul. Son terribles pero hermosas. “Ma petite tristesse, ne pleures pas”. Con su francés suave, tierno e ininteligible acabaría llorando a despecho. Inundando almohada, colchón, suelo allá abajo. El agua salada me dormirá como a una chiquilina monina, con sollozos a intervalos, con movimientos de hombros y omóplatos.

viernes, 29 de agosto de 2008

No sé nada de mí


Los cabellos que se van

No me quieren a mí,

Sino al mar.

Y como un perro mojado, me sacudí el bar

Y las cervezas de más

Para esconderme del diablo.

Los gatos del callejón salen a observarme:

¿Qué se siente?,

En los tejados qué se siente.

sábado, 23 de agosto de 2008

Cuando escribí esto, aún no había mirado debajo de la almohada

Se han cumplido mis ruegos de medianoche: “Frío polar, frío polar, frío polar”. Con los ojos cerrados tan fuerte, con los puños apretando sábanas y los dientes mordiéndose. “Frío polar, frío polar, frío polar”. Los tobillos enroscados, las nalgas prietas, el ombligo cerrado. “Frío polar, frío polar, frío polar”.



Me he despertado con copos en las mejillas. Un muñeco de nieve me había preparado el desayuno como agradecimiento a mis ruegos horizontales, se llamaba Gerard. Le besé en la zanahoria y me regaló su sombrero de copa.

El cielo estaba lleno de ángeles sin plumas. Ascendían y ascendían hasta perderse allá arriba. Los árboles habían pelado y los trineos sobrevolaban las aceras.

Era nieve lo que veía. En las miradas infinitas, en las miradas perdidas veía nieve por todas partes, por eso las pupilas se me agrisaban tanto tanto. Nieve cubriendo las copas de los árboles, nieve cayéndose al mar, nieve en las canciones sin acabar y nieve en tu boca.

sábado, 2 de agosto de 2008

Un perro con el corazón roto en mil pedazos

Lo acompañé al adivino. En la bola de cristal todo se veía tenue, él lo entendió. Yo no. Y aún no lo entiendo. Una llamada me despierta con la frase más fea que escuché jamás, era horrible. No me he atrevido a tocarle, no una última vez, lágrimas baratas no. No he sentido su calor y eso me ha partido el alma. Se ha tumbado para siempre con uno de sus limones, nunca he conocido a un perro con mejor aliento que él. Tenía el corazón tan rojo y tan partido que no pudo más. Lo quería como a un príncipe.




Los perros van al cielo.

jueves, 31 de julio de 2008

Cuando Arakuine lloró, le hicieron una canción. A mi perro se la compondré yo.


A mi perro rubio le duele el corazón. No come, no camina, no ladra. Se ha quedado sin voz. Son síntomas todos ellos de un mismo mal. Me lo ha confesado en bajito y con los ojos rojos de tanto llorar. He tratado de consolarlo lo mejor que he podido, pero un corazón roto no conoce consuelo que lo repare. Le he dicho, también entre susurros, que era el perro más guapo de la ciudad, que yo lo seguiría queriendo siempre. Era como ponerle una tirita en alguno de los pedazos.

viernes, 18 de julio de 2008

Las oportunidades hay que atraparlas deprisa, sin dudar


Una silla en un cuarto oscuro, vacío, frío. Una silla de madera, un cojín color crema. Encima, un cuerpo. Piernas caídas, torso echado hacia atrás, la cabeza colgando en el respaldo. Los brazos a cada lado muestran sus muñecas sedientas. La boca entreabierta, los labios ya secos. Ojos cerrados, imaginados color miel. Pelo castaño claro, retazos de una niñez dorada. ¿Respirará? Camiseta ligeramente abierta. Un halo la cubre. Y lo más extraño de la situación: una flecha escarlata de enormes dimensiones le atraviesa el pecho. En su cara se dibuja la placidez.

domingo, 13 de julio de 2008

From her to eternity

Natalia, alguna vez me lanzaré al mundo con tu nombre, es un nombre de princesa birmana. Una vida plena, un recorrido envidiable, un intenso flujo de experiencias e ideas. Conversaciones metafísicas a la hora del té o conferencias brownoideas eternas.
Las ciudades tatuadas en el corazón de Natalia: Nantes, Beirut, Brandenburg... Sus ojos azules, sus arrugas piadosas, su aire a dama solitaria. La sabiduría de Natalia, su elegancia y compostura. Un ligero acento en cada lengua que sale de sus labios finos. Los amantes que recorrieron tu vientre y las caricias que te han regalado, Natalia. El manejo de sable, los bailes de salón, las trenzas antes del primer beso. El dolor. La guadaña, Caronte y su barca. Natalia de nuevo fumando, su pitillera de cuero, su zippo gastado, sus Gauloises azules. La identidad romántica francesa que nunca perdió.

sábado, 12 de julio de 2008

¿Seguirá mirando la pantalla?

Se levantará, con las dos manos apoyadas en la mesa, a cada lado del teclado. Hechará la silla hacia atrás, sin ruido en ese ciber inmutable. Cogerá su bolso de la silla y lentamente se alejará mirando al frente, a nada en particular. Quizá gafas de sol al salir, pero si sol con nubes, puede que una le tape la mirada. Collar y una pulsera diminuta. Pantalones grises, fular. Pelo recogido. ¿A qué hora cenará?

lunes, 7 de julio de 2008

El silencio de las cosas


En los últimos momentos, tu espalda. Hoy apenas he podido dormir. Se me taponan los oídos si pienso mucho en ti. Estoy sorda perdida. Ya te lo había dicho alguna vez, por ahí empieza todo, por los oídos taponados como respuesta al estímulo de tu voz o de tu cercanía.

No habrás notado nada, ni como te recorría la espina dorsal con el corazón, ni como presionaba ligeramente tus lunares minúsculos. No es por síntoma de especialidad, ni mucho menos, no fueron momentos especiales, los últimos. Pero los recuerdo específicamente, desde que me quité los zapatos encharcados hasta que abrí de nuevo el paraguas. Aquel gesto de tu mano, tu sonrisa con los ojos cerrados por un breve instante si tenemos en cuenta medidas objetivas...

Lo que no recuerdo es el camino de vuelta a casa en ese abril a pleno julio.

lunes, 23 de junio de 2008

#5 "Lizard" – 23:15 pero sobre todo el minuto diez


La imprenta invisible es esa tienda nómada que un lunes de cada mes traslada toda su infraestructura a Estrasburgo, para volver el jueves. Tiene un aire antiguo que la hace pasar desapercibida, un aire a dictadura. Quizá imprimió folletos comunistas alguna vez, comunistas o simplemente democráticos, tantas faltas de libertad. Ya no se hacen carteles así, de letra como de máquina de escribir, entre otras cosas. Incluso la puerta de aluminio y cristal. Debe oler a olvido y libro viejo. Impresiones “Libertad”.

miércoles, 18 de junio de 2008

¿Y si fueses tan feliz que no valiera la pena buscar más?


Es una película que muestra la muerte. Lo inevitable hecho poesía. También el amor y las casualidades. Los detalles únicos, los que enamoran, los que recuerdas siempre. La perseverancia, el atrevimiento, las ganas de seguir, de echarse adelante. Sin miedo. Amistades verdaderas, sin hipocresías ni hipocondrías. De corazón. El momento del encuentro ante La Felicidad. El juego de hacerse el valiente para al final conseguirlo.

viernes, 13 de junio de 2008

No more shall we part


"The tears are welling in my eyes again
I need twenty big buckets to catch them in
and twenty pretty girls to carry them down
and twenty deep holes to bury them in
"

jueves, 12 de junio de 2008

Aquí casi es verano


Cuando te convertiste en aquel punto azul eléctrico parpadeante, todo el rencor me bajó a las manos. Eran de repente mi soga, las sábanas perdidas, la cabeza en su sitio y mirada con cristales cara a cara. Una respuesta. Un día de la semana. Una canción escuchada hacía poco, un disco olvidado, desaparecido y una letra inapropiada.

miércoles, 4 de junio de 2008

"Ovillándose y desentendiéndose"

Cuando te convertiste en aquel punto azul eléctrico parpadeante, todo el cariño me bajó a las manos. Eran de repente tu lecho, tus sábanas hasta arriba, la cabeza enterrada más allá de la almohada: un bunker de calor. Mi boca respirando en tu cuello, sobre la vena de éste, sobre la sangre que circula por ella, sobre tus glóbulos rojos y sobre los blancos que recorren todo tu cuerpo. Tus piernas ya tiemblan, yo no me despego. En breve sin conciencia y te aprieto para que duermas bien, para que me sientas dondequiera que vayas, para que me puedas llevar si quieres, para poder llevarte si quiero. Los sueños no se obligan. Fue una de las primeras lecturas extrañas y pensamientos apolados. Qué imperativa sonaba, qué raro es vivir.

domingo, 18 de mayo de 2008

Después de un festival, contar algo tenía aunque no sobre

Quería levantarme a las 08.00, pero conociéndome tantos años seguidos he puesto 4 alarmas, la última para las 09.30, porsicaso. Me he levantado a las 11.30 por la gracia de la contraventana con ángulos agudos, toda una suerte.


He hecho lo típico de un domingo, las cosas esenciales de una mañana sola en casa, sola con el perro, se entiende. Ha entrado de sopetón en casa, ladrando de desesperación y me he preguntado en una fracción de segundo, antes de ser consciente, si había dejado yo la puerta abierta al darle el desayuno, pero he recordado que hace unos meses ha aprendido a abrirla él solito, por eso la puerta está llena de arañazos, de cuando no encontraba la manilla.

Ha entrado ladrando y llorando, fuera los "petardos" no paraba de hacer "pump, pum" y se asusta mucho, mi perro. He salido corriendo de la habitación para abrazarlo y acariciarlo mientras al oído le digo que no dejaría que le pasara nada. Al fin pararon y salí con él para mostrarle que ya estábamos en paz, pero tan asustado se quedó que no ha querido quedarse fuera sin mí. Le he dejado entrar en mi habitación aprovechando que mi madre no está.



Qué raro se me hace volver a escribir.

sábado, 12 de abril de 2008

Sed de aprecio, o como lo quieras llamar




No te engañes... he pensado de todo; incluso en no contestarte, pero sabes que soy todo corazón... (pumpum)


Ummm... he pensado que quiero ver tu submarino, no sé ni de qué color es. Quiero tocarlo y acariciarlo; tanto tanto, que nadie entienda que estoy haciendo...


Pero también quiero... o te quiero? no sé... mejor, no quiero. Eso, no quiero prometerte que no se hundirá, no quiero que dentro de un año me mires a los ojos, quién sabe, tal vez odiándome, y me reproches el haber jugado a promesas que no se pueden cumplir. Eso no se hace, no se juega con los sentimientos de las personas. Yo no quiero ser así y quiero que sepas que no lo soy.




Quiero, querer, quieres... aún QUIERES invitarme a tu submarino?




A mi me encantaría... no sé... igual..... te? quiero

lunes, 31 de marzo de 2008

Del diplomático de Nacho no hablo, pero tocó. En su línea.

Su rubia melena apareció tras la cortina, justo encima de sus andares. Todo en su sitio, menos mi respiración, que a saber dónde se había metido. Que nos parta un rayo. A mí y a todos. En el momento de su aparición, suspiros de sorpresa de esos que se meten pulmones abajo y lo llenan todo. No sé si me explico.



Eran unos autómatas provistos de guitarra y teclados. Fue profundo e intimista; un teatro lleno en silencio, con las ganas a flor de piel, a flor de garganta. Sha la lalalalá que permanece en mis oídos con toda su lentitud, dejándolo resbalar con suavidad tras aquellos labios rojos. Y floreció su baile de brazos extasiados, de contoneo estático. Con las rodillas esqueléticas y blancas, cubiertas por medias negras. Y por último su reaparición. Tan rubia, tan alta, tan guapa, qué mareo.

martes, 25 de marzo de 2008

Junto a la ventana con los labios sin pintar

Es tan absurdo pensar en un avión. Tanto como un ala gigante surcando los vientos a una velocidad impensable. Nubes blanquecinas teñidas ligeramente y al fondo, un naranjamarilloverdeazul. Un inmenso azul de último o de primero, según.Es intenso pensar en Barcelona, para mí, me es intenso. El verbo se transforma en algo más tangible y cambia su naturaleza. Es como una caricia, acariciarle las esquinas. Despacito. Es morderte el labio inferior. Mi infancia intermitente en ella, a ratos, pero infancia. Es mi primo el rubio, las muecas de su padre o el humor de nuestro avi, por citar. Son muchas cosas Barcelona; y la mirada de mi padre a caballo del aire.

martes, 26 de febrero de 2008

El <<¿dónde estoy?>> de la Bella Durmiente


Se nos da a veces por lanzarnos cuchillos afilados, regocijarnos en vísceras y bularnos del dolor propio a la vez que lo empleamos en dirección contraria. Es el juego del odio. Todo comienza con recuerdos y a partir de ahí.
Le he hablado de ti. Una tercera ensalzándose, no me lo creía. Le he imaginado tus suaves y anaranjados labios finos conteniendo los incisivos aserrados con los que mordías mi piel. Un poco más y le descubro los lunares de tu nariz, pero el daño por entregas. Le he contado cómo me agarrabas en aquel noviembre dulce y también aquélla vez que me rogaste un beso en algún capot desconocido. Pero lo que más le ha sangrado ha sido tu oración favorita, la que sólo te sale con nocturnidad horizontal, con ese tono de voz tan tuyo y que tanto duele; a ella le has hecho hasta vibrar, aunque no te conozca. Un tono meloso de esos que se adhieren al cuerpo como cortinas a la bañera. ¿Con esa voz? -me ha preguntado estremeciéndose- No, mejor -le he contestado-. Le ha dolido.

lunes, 18 de febrero de 2008

Te invito a mi submarino si me prometes que no se hundirá en alta mar


He pasado los últimos quince días encerrada en mi submarino, echándote de menos con todos los poros de mi piel. Esas ganas son las que han provocado una grieta en la chapa amarilla, el mar casi me traga. Le he prometido a Lisa que hoy irías a repararla, a inundarla de besos, me ha creído y se ha puesto contenta, a pesar de ser un submarino. Ya tiene preparado tu traje para la inmersión. LLeva botones.

viernes, 15 de febrero de 2008

La otra

La actriz de reparto, el personaje secundario.
La prescindible, la poco importante.
La sustituta, la segunda opción, la de reserva;
La secreta, la ilegal, la mal vista.
Tu pañuelo, la colilla bajo tu pié, los puntos de tu cicatriz.
La de juguete, la de usar y tirar, la de mentira.

miércoles, 9 de enero de 2008

Cómo llueve, qué barbaridad


No han querido venir. Les aterroriza la sóla idea de salir sin viento en la cara, pasear sin tu tacto en su piel y se lo he pedido, créeme, pero se han pegado a la cama, boca abajo, con esa fuerza que tienen, con los puños cerrados y las lágrimas hasta el suelo; cómo lloraban con la idea. Me han dicho lo que tantísimo los quieres. Y que irías a buscarlos, que los agarrarías entre tus dedos para besarlos en un sólo silencio, y se estremecen imaginando el continente, su suavidad, su forma, el perfil de tus labios los marea.
Te echan de menos, se les nota al respirar cuando miran por la ventana y en su inopia con lo rojo, tendrías que ver cómo miran los tomates, es asombroso. La profundidad de tu oído los vuelve locos. Ellas adoran la fragilidad de tus muñecas y acariciarte las venas con pasión. No sabes cómo lloraban los cuatro, y tu tan lejos.