lunes, 31 de marzo de 2008

Del diplomático de Nacho no hablo, pero tocó. En su línea.

Su rubia melena apareció tras la cortina, justo encima de sus andares. Todo en su sitio, menos mi respiración, que a saber dónde se había metido. Que nos parta un rayo. A mí y a todos. En el momento de su aparición, suspiros de sorpresa de esos que se meten pulmones abajo y lo llenan todo. No sé si me explico.



Eran unos autómatas provistos de guitarra y teclados. Fue profundo e intimista; un teatro lleno en silencio, con las ganas a flor de piel, a flor de garganta. Sha la lalalalá que permanece en mis oídos con toda su lentitud, dejándolo resbalar con suavidad tras aquellos labios rojos. Y floreció su baile de brazos extasiados, de contoneo estático. Con las rodillas esqueléticas y blancas, cubiertas por medias negras. Y por último su reaparición. Tan rubia, tan alta, tan guapa, qué mareo.

martes, 25 de marzo de 2008

Junto a la ventana con los labios sin pintar

Es tan absurdo pensar en un avión. Tanto como un ala gigante surcando los vientos a una velocidad impensable. Nubes blanquecinas teñidas ligeramente y al fondo, un naranjamarilloverdeazul. Un inmenso azul de último o de primero, según.Es intenso pensar en Barcelona, para mí, me es intenso. El verbo se transforma en algo más tangible y cambia su naturaleza. Es como una caricia, acariciarle las esquinas. Despacito. Es morderte el labio inferior. Mi infancia intermitente en ella, a ratos, pero infancia. Es mi primo el rubio, las muecas de su padre o el humor de nuestro avi, por citar. Son muchas cosas Barcelona; y la mirada de mi padre a caballo del aire.