sábado, 27 de diciembre de 2008

Un tanto contradictorio el eslógan

Ana R. llevaba el pelo recogido de distinta forma que por la mañana. Le ha crecido bastante y me pareció buena señal. Tardé en darme cuenta de su presencia en el café, veía su nuca desde la mesa de atrás.

Gesticulaba mucho con las manos y de vez en cuando sacaba un pañuelo, tenía la nariz un poco roja. Se pasó un buen rato hablando sola con las caras de sus amigas en dirección a la suya. Hizo una pausa, movió la silla. La veía de perfil. Intervino Ana, Ana la dentista. Se miraban y de vez en cuando asentían. Ana R. subió el tono. Abría sus ojos claros y gesticulaba más. Encendió uno de sus Gauloises con su mechero de Nemo, un pececillo que echa fuego por la boca, y tomó un sorbo de café. No sabía qué estaba pasando, pero Ana R. era la protagonista de su mesa. Se fue quedando sola, un poco aposta, un poco sin querer. Se puso el abrigo verde, se colocó su gorro gris entallado y recogió su paraguas. Pagó el café y me miró al pasar. Llevaba dos chapas en la solapa derecha y una mirada que me invitaba a seguirla.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Fuera de tiempo, de tono, de vida


Julia lamiéndose la herida, así como a los buenos amantes, aún sin poder alcanzar grado, aún sin poder comer. Todo en tono purpúereo, violáceo. Las penas se le acumulaban en las mejillas y la hacían bella. Las gafas, sin saber por qué, se le ensuciaban a cada tiempo, a cada minuto como una venganza lenta e insana, accesible a cualquiera que mirase su rostro. Las frases que escuchaba le parecían lejanas y crueles, trataba de esquivarlas, manteniéndose ocupada en contemplar el muñeco de nieve contra la ventana del café. Qué estático. Aún así, lejos y contra voluntad, llegaban a su cerebro, tan pequeño y mimoso en los últimos tiempos. La herían sin querer, sin culpa. Y es lo que más despreciaba, no poder echársela a la cara a nadie. Reprochar es algo muy accesible, y fácil. No encontraba quien escuchara sus palabras manchadas de desprecio disfrazado, sí, pero desprecio. Joder, es duro. Mea culpa, si había alguna. Y qué débil soy, pensaba.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Encuentros con identidades

Me gusta mucho esta imagen. La reservaba para otro estado de ánimo. Ahora me siento algo parecido a ese buzo, un poco inútil, un poco solo. Lo habrías pasado bien. Una cena temprana, una cama, dos películas, una canción que no ha parado de sonar. Cruces como espadas. Me encanta esa lentitud, ese saboreo de palabras, como lamiéndose las heridas. La voz, la letra. Me parece sobrecogedora.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Las mujeres deshidratadas son terribles

Nos dormimos o eso aparentamos, pero de repente mi mano en tu sexo y tú te mueves muy poco a poco pero te mueves, eso sí, muy poco a poco, como queriendo sin querer y entonces mi mano se convierte en sexo también y bucea entre tu ropa interior pero antes exterior y somos como dos peces que se buscan entre las algas, apenas sin ser conscientes de un encuentro, pero ésa es la realidad, que yo te busco y tú me encuentras o al revés, ya no sé. Mi mano convertida en sexo profundiza en ti, moviendo la colita de pescado, buscando una abertura entre esas algas espesas y tú del otro lado ya en ropa interior qué aterciopelada, qué fina; ya sin ella y la profundidad que me encoje y el agua entre tus escamas. Tu cuerpo que se mueve como un pececito fuera del agua con mi mano que es sexo donde ahora nada el tuyo y ya hay tanta agua que se te mete en los ojos y empiezas a sollozar mientras te agarras con una fuerza temblorosa a mí y yo que te abrazo y absorbo tus lágrimas que te resbalan sin querer, pero yo callada mordiéndome la boca por dentro para no decir nada fuera de lugar que estropee lo que ya está roto, entonces te acaricio el pelo y consigo mi propósito, que tal vez sea el tuyo, y te calmas con poco ruido y sin mala conciencia, porqué no. Así que intentamos volver a dormir, o por lo menos lo simulamos no vaya a ser.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Si has mentido alguna vez, yo...

He borrado todo mi almacén multimedia. No sé muy bien por qué lo he hecho, pero tampoco me apetece mucho averiguarlo. Tengo que ir a la biblioteca a devolver unos libros, y luego a la fotocopiadora de la facultad, a ver si hay sorpresa para este viernes. Precismamente este viernes.


No he hecho la cama, y no la pienso hacer. En casa hemos hablado de la mala educación que supone. Yo siempre la hago, pero si tengo clase por la tarde, la dejo para mediodía. Que le jodan a la cama. Es lo de menos.

Quedan tres días para que se acabe cineuropa, echan un documental de los Surfin' Bichos. Mmm. En el piso no tenemos calefacción y nos pasamos el día con los piés fríos, las manos y la nariz. Nieva en Vilalba y en Madrid, pero aquí sólo llueve. Tengo que contestar un mail a Barcelona.