martes, 28 de octubre de 2008

Hay días en que valdría más no salir de la cama

En su mente, constipada y triste, Babis se escribe en los dedos: qué-da-te conmigo, pero al final del día nadie se queda y ya es hora de dormir. La paciente de la 509 no aparece a media noche, es entonces cuando Babis se encuentra más sola y triste que nunca, vacía. Y llora un poquito, sin ganas, dejándose llevar por el sueño que siempre es tan oscuro en esa habitación de hospital, sin nadie al lado, sin nadie encima. Y cuando los primero rayos del día tocan sus pestañas, la pena comienza a llenarla hasta despertarla de nuevo, en ese otro día que empieza al revés.

sábado, 25 de octubre de 2008

Tan rubia, tan alta, tan guapa, qué mareo

Nunca para ti es quizás... Christina abría a unos metros con un simple "buenas noches" que hacía que nos tragáramos todas las palabras y abriéramos la boca y los ojos para no perdernos nada.



"Sensual, no sexy, así apareció en el escenario escondida detrás de un Nacho Vegas asombrosamente viril y seguro de sí mismo. Así brilla más y lo sabe, y es una enorme lucha interna entre intentar pasar desapercibida y deslumbrar con luz propia e independiente. Ni una palabra, ni una palabra oportuna, ni una palabra fuera de lugar. Así se presentó él, así se incomodó ella. Se desnudó, más de lo que le hubiera gustado, y creció.

Se nos presentó cual niña insegura, girando sobre si misma, intentando esconder su rostro y parecer repentinamente ocupada. Pero su inconsciente la traicionó, y llevó sus manos de forma compulsiva hacia su cabello rubio y desaliñado, una y otra vez…

Déjame que te agradezca el hielo que has roto por mi: “Tú también eres muy guapo”, déjame que me siente y me relaje, déjame que te mire cuando creo que nadie me observa, déjame, y así, os regalaré una de mis más valoradas y preciadas sonrisas, una sonrisa a él, que estoy segura vosotros sabréis disfrutar.

Dice mucho de una persona el sonrojarse con el éxito propio y enorgullecerse con el éxito ajeno, dice mucho de cualquier persona y dice mucho de ti.

Un Artista se reconoce por su capacidad de transmitir, y no sé, por tanto, si la tristeza que me invadió cuando el foco rojo se apagó, cuando la luz intimista se extinguió y la cruda realidad me abofeteó, es mía propia, o es que me he tomado la libertad de robarle esos tres segundos de tristeza descomunal que le invadieron mientras se miraba en el espejo, agarraba su cubata y se derrumbaba íntimamente a la vez que se giraba generando un abrazo lleno de amor y admiración. Admiración, la que tú sientes por él, la que yo siento por ti, la que Babis y Pola sienten entre sí."
Pola.

viernes, 24 de octubre de 2008

De conciertos


Ayer fui a un concierto en la sala Capitol. Fue un concierto sorpresa cuando aún no me había recuperado del todo del día anterior. Mi amigo el barman, aunque suene un poco cursi eso de barman, me invitó porque Miguel no podía ir. Me ha gustado mucho y el sonido era muy bueno. Después hemos salido de marcha, los del concierto y algunos amigos que me han llamado. Fuimos a un bar que me gusta mucho por la estética, pero también y sobre todo, por la música. Aunque sólo conozca alguna de Joy Division o sus idas de mano con Nirvana. Pero Ramón, mi barman, me ayuda con eso.


Al poco de llegar, vimos aparecer al guitarrista del grupo al que habíamos ido a ver. Le he pedido un autógrafo que plasmó en la misma entrada. Luego llamé a Pola, y me ha faltado tiempo para ir corriendo a buscarla. Estaba con sus amigas donde siempre. Sus amigas siempre me saludan con una sonrisa. Cuánto más borrachas, más sonríen. Ha dormido conmigo porque las noches sin ti son un infierno, y esto sí que es cursi. Hace más de hora y media que se fue, y un poco enfadada.

Hoy vamos a un concierto juntas, en la misma sala de ayer. Es un rollo completamente distinto, pero tengo muchas ganas. Hemos quedado a las nueve, siempre me gustó esa hora. ¿Qué hora es? Son las nueve. Se ha reído un poco de mí. Da gusto cuando se meten contigo y luego te dan un beso. Pero he de decirte algo: no creo que ningún crítico resuma esto en una frase, no le daré la oportunidad.

lunes, 20 de octubre de 2008

Una vez que el corazón dejó de latirle como un perro rabioso

Siento la agresividad del post anterior y me entran ganas de eliminarlo. Pero sería algo parecido a engañarme a mí misma, por eso no lo hago. Creo que ese día me sentía como un perro rabioso, con pulgas de las que pican muchas veces hasta que cambias las sábanas. Sin embargo, ayer noche parecía un cordero bebé con los ojos llenos de agua y brillantes. Un bebé cordero perdido de su rebaño, un bebé cordero asustado. Es gracioso ahora que lo pienso, pero no tanto para mi compañero de piso, que está un poco cansado de hacer de pastor y tener que salir a buscarme y traerme de vuelta. La verdad es que tener a un cordero bebé en casa son todo desventajas.

sábado, 18 de octubre de 2008

De peluquerías y cuidados paliativos



Es extraño, como si un corte de pelo pudiera hacerte más fuerte o más feliz. Qué topicazo: cambia de vida, córtate el pelo (y escucha garage). Vamos, como si todo pudiese cambiar, ja!. Soy incapaz de estabilizarme, por eso quizá lo del garage, para no parar de gritar y moverme. Qué joder.

sábado, 4 de octubre de 2008

De cómo Babis enferma










Babis era enfermera en este hospital antes que enferma de este hospital. Todo comenzó un día como otro cualquiera en el que ella entraba en el hospital a trabajar (aunque en realidad todo ya había comenzado muchísimo más atrás, y ella lo intuía de alguna forma). Ese día, el día cualquiera que Babis comenzaba una nueva jornada laboral, pero que pasó a convertirse en el día del comienzo, Babis servía el desayuno. Y justo, justo cuando Babis sonreía a Don Gabriel, después de un comentario ingenioso de éste respecto a los desayunos de hospital, justo en ese momento, Babis notó un pinchazo. No voy a decir en el corazón porque Babis tenía tal conocimiento del cuerpo humano, que sabía que ello no era posible, por tanto he de decir que Babis, en ese justo momento en que su sonrisa abría los ojos azules de Don Gabriel, habitación 505, notó como un pinchazo en un lugar incierto de su alma, porque Babis, aparte de enfermera, era consciente de que algo más existía en el cuerpo humano que eso que ella había leído y visto.

Ese pinchazo la preocupó un poco, y se dijo que profundizaría sobre ello en el primer café del descanso, y continuó con su trabajo porque Babis, además de adicta el café, era una enfermera eficiente. Poco después, cuando el momento del comienzo se acercaba, Babis pestañeaba mientras sonreía a Laura, que entraba a trabajar, y a la vez llevaba su mano izquierda al pomo de la habitación 509. Y, también en ese mismo instante en el que Babis pestañeaba mientras sonreía y llevaba su mano izquierda al pomo de la puerta, recordó una canción con ese mismo número de habitación, pero todo fue tan rápido que Babis sólo pudo seguir en el movimiento que su mano izquierda había iniciado con la habitación 509.

Y eso fue lo que la trajo aquí, ese movimiento que abre puertas, a este hospital en condición de enferma muy enferma, en el que Babis reposa herida de muerte y, aunque Babis lo intuye, sigue imaginando un resfriado algo serio, con más de cuarenta grados y esas cosas que, al final, no son nada.

Se desataba así, con ese movimiento de muñeca que gira pomos, el momento exacto del comienzo. En él estaban involucradas dos personas: la enfermera Babis, aún sonriendo y con el desayuno especial para la habitación 509: en el pulgar el zumo, el índice para la leche, luego el corazón lleno de cereales, el anular con las tostadas y en el meñique la mantequilla; y la propia paciente de la 509, cuyo nombre nadie recuerda, pero todos intuyen. Tampoco se sabe cómo había llegado ese rifle semi automático a sus manos, en cambio, sobre el por qué había varias hipótesis, sobre todo entre enfermeros y pacientes, pues los doctores son más reticentes a dejarse llevar por la imaginación. Como ejemplo, la hipótesis de Laura, la primera que acudió a mancharse las manos de la sangre de Babis, dada su proximidad física a la escena del momento exacto, pues poco antes le había dicho lo guapa que estaba con el desayuno en la mano derecha. Jura Laura un romance entre paciente y enfermera, cosa que desmiente fervientemente el doctor Ramos, íntimo amigo de Babis, pero lo que sí es cierto es que pacientes, doctores y enfermeros están volcados en Babis enferma que, vaya casualidad, ocupa la habitación 509, junto con su imaginario resfriado y la presencia de una paciente muy especial con la que comparte habitación y un romance apasionado y secreto a media noche.

viernes, 3 de octubre de 2008

Pobre querida




Liliana llorando. Ver a Liliana llorando, tan sola, tan tierna, me rasca la garganta. Dulce en su sofá, el teléfono al lado, en la mesilla roja, tan quieto, tan callado. Eso la rompe. Un teléfono que no suena, una vida que ya no le pertenece. Pobre Liliana enamorada. Quiere escapar, al otro lado del silencio qué pasará. Liliana no lo sabe con certeza, pero sonríe con esos ojos tan tristes y vacíos. Cuánto llevará Liliana llorando, esperando esa llamada que la rescate, aun no sabiendo bien de qué, pero que la lleve lejos: otra ciudad, otros brazos. Liliana.


***


A solas, sabiéndose realmente a solas en esa cama y en esa pieza, en ese día que empezaba en otra dirección, Liliana podría llorar abrazada a la almohada sin que vinieran a calmarla, dejándola agotar el llanto hasta el final...

Julio Cortázar.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Algo parecido a la locura



Se mezclan cosas intangibles como un zumbido de abeja, pero conste que digo uno y no dos. Cuerpos yacentes con vida, carros que tropiezan en cada baldosa y un largo etcétera. La vigilia del vigilante y cosas parecidas. Me vuelves loca ¿y cómo? no sé, ha de ser un juego de pies, los movés de tal forma que. Y te diré que tenemos una conversación pendiente y me la intentarás.


Hacemos trincheras por todo el aeropuerto, esto es la guerra: mochilas, maletas de mano y yo tengo un abrigo qué buena idea, y yo un rifle semi automático y qué imaginación la tuya o ya está la exagerada. Luego se intercala la secuencia de los pies cruzándose: ahora botas rosas atropellan a mocasines y se cruzan chancletas y los tenis viejos, es todo como la macedonia. Formamos un tribunal subjetivo, tenemos en cierta manera el poder: a ésta hay que aplaudirla y la nueva ofrecerle un bocado de su chocolatina, aquí todos contribuimos.