martes, 23 de septiembre de 2008

Con un tono de cómico reproche - Manners, my dear



La realidad resbalaba despacio por tu cara, como los relojes de Dalí. Los delirios anunciaban una progresión de final. Allá la luz y yo del lado de acá, de lo oscuro, del miedo. Aterrador, en otras palabras. Como ahorcarse sin cuerda. Could you get me something, could you get me something.

Estrújalo, retuércelo, arráncale la aorta. Vuelve a dibujarlo con lápices de colores. Ahora rojo, ahora azul, y efecto luz. Siempre a medida, siempre idílico. Y luego eso que no llega, que no está.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Meme

Un meme es una especie de cadena que se va "contagiando", por decirlo de alguna forma enfermiza, a otros blogs o páginas personales.




Este meme me lo remite elgritodeltiempo, que dice: "consiste en dar a conocer seis cosas sin importancia que nos hagan felices en nuestro día a día". Y me parece incluso interesante esta especie de cadena sensitiva, por lo que me siento hasta con ganas de obedecerla. Gracias.

1. Levantarme temprano sin sueño, sin nada que hacer. Preparame un café y una tostada con mantequilla. Luego dar cuenta de ello viendo una película en mi habitación.

2. Tirarme en la hierba de mi casa, leer con el sol calentándome las orejas.

3. Escuchar música mientras me ducho. Pero escucharla proveniente del salón, desde esa monstruosa minicdena con ese sonido tan claro, tan bueno y, a veces, tan alto.

4. Ir al cine sola, de vez en cuando.

5. Las regalices por la tarde y en compañía.

6. Cocinarte y que me cocines, sentirte y delirar-te una y otra vez.


Es una cadena que acaba aquí, con posibilidad de continuación no obligatoria.
Aún llamándose así, meme, sin acento circunflejo, en mi mente suena "mem".

viernes, 12 de septiembre de 2008

Qué tonta, qué grandísima boba


Y la Polita lamiéndome las orejas, acariciándome la espalda y el pelo, diciéndome “Pobre chiquilina, no llorés más, calmate”. Como si yo pudiera parar de llorar así porque sí. Las chiquilinas no obedecen frases imperativas. Son inocentemente tercas, no hay manera, che. Ya se calmarán ellas solas con un perfume nuevo o un globo azul. Son terribles pero hermosas. “Ma petite tristesse, ne pleures pas”. Con su francés suave, tierno e ininteligible acabaría llorando a despecho. Inundando almohada, colchón, suelo allá abajo. El agua salada me dormirá como a una chiquilina monina, con sollozos a intervalos, con movimientos de hombros y omóplatos.