lunes, 31 de diciembre de 2007

on a magic dance


Well, it's a marvelous night for a moondance
With the stars up above in your eyes...

y feliz año a los mismos, sólos y no tanto.

lunes, 24 de diciembre de 2007



feliz navidad para los solos y para los no tan solos.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Ius in bello

Y pensar en unos pasos más tempranos y esa chica preguntándome la hora y aquel Cary Grant pidiéndome fuego en el 54. El monólogo interior caminando solo, sintiendo el frío en la cara, el viento en el pelo y al revés. La facultad de filología tan vacía por fuera, sin tabaco ni charlas, sin erasmus de pelo brillante mirando el cielo. Pola París.


Sabor a sangre, más intenso cada vez: mañana, mediodía, noche, mañanamediodíanoche y la sangre en mi boca y los dientes temblando. Confianza todavía insuficiente para pedir un perdón, una caricia y un ojos con ojos cara a cara. La lengua que crece sola, necesitando un espacio no concedido, se dobla dos veces, choca con dientes sollozantes y paladar seco. Las manos enamoradas se cortan sin ayuda, un harakiri de tejidos, unos cortes profundos y otros superficiales y rosados, aman mucho y no son correspondidas. El pelo se me queja de largo y sus rizos se asustan cuando cocino. Tranquilos, les susurro, os quiero. Ojos que lloran solos; el frío, que trae tantos recuerdos inconfesables. Sólamente los puedo llevar de paseo; mirad, el parque Bonaval, a que es bonito… Es pre ci ooo so. Y lloran de nuevo y se juntan las lágrimas y caen orondas al cuello. Las niñas me miran desconsoladas, los mayores ofendidos. Son ojos autónomos, les digo con las cejas, y mis manos los aman tanto… Propiedades curativas de ave fénix. Nariz minimalista nacida de garbanzo y padre bolchevique, un lunar nuevo por Navidad.


Des
haz,
pum!

sábado, 1 de diciembre de 2007

Una porción de nostalgia liquidable a corto plazo


Mi dentista se llama Ana. Ana la dentista. La dentista Ana. Ana con la letra redonda y junta, para que no se pierda. Ana con letra preciosa.
Tiene los ojos tan castaños como los míos. Si se enfadaba con mi muela mala, le salían dos pequeñas rayas casi imperceptibles. En sus iris dos rayitas. Ana inclinándose, Ana y ángulos agudos. Se terminan los grados, Ana, y mi garganta. Cuatro pequeños lunares tostados y uno blanco, un copo perdido, su cuello. Y sus primeros ojos en los míos, fusión de colores. La calma de Ana en sus frases dulces "muerde suavemente varias veces ñam, ñam, ñam". Yo obedecía hipnotizada: ñam ñam ñam, tres veces, tres ñam. Y repite, y otra vez, otra vez, muerde, despacio, ñamñamñam, otra vez. Perdida en el abre, aspira, traga, el muerde ñamñamñam de Ana, con cuidado, con cariño. Estaba tan cerca de "las tres vistosas estrellitas que equivalen a la palabra Fin" con truquel y bufanda y Ana que te llevo a casa y no gracias que ya vienen por mí, Ana.
No hubo dolor, pero el frío me hacía apretar los pulgares de las manos, de los pies. Nieve en mi boca, helada, frío invernal, infernal, igloos abandonados... estamos en noviembre aún, que no acabe. Mi mes. Ana pregunta mi edad a alguna hora y cuarenta y nueve, edad exacta de un día 30. Ahora, mi mes, 20. Veinte, veinte, veinte. La sonrisa de Ana. Y volviendo al inicio de los tiempos, me despojó de la coraza que me mantenía en tierra con ciertas dioptrías. Globo a la deriva, no dueño, no esclavo. Asciende sin mirar atrás, se eleva. Y baja el Paraíso. La puerta, la llave del reino, la felicidad y "pensar como querer".
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