viernes, 3 de octubre de 2008

Pobre querida




Liliana llorando. Ver a Liliana llorando, tan sola, tan tierna, me rasca la garganta. Dulce en su sofá, el teléfono al lado, en la mesilla roja, tan quieto, tan callado. Eso la rompe. Un teléfono que no suena, una vida que ya no le pertenece. Pobre Liliana enamorada. Quiere escapar, al otro lado del silencio qué pasará. Liliana no lo sabe con certeza, pero sonríe con esos ojos tan tristes y vacíos. Cuánto llevará Liliana llorando, esperando esa llamada que la rescate, aun no sabiendo bien de qué, pero que la lleve lejos: otra ciudad, otros brazos. Liliana.


***


A solas, sabiéndose realmente a solas en esa cama y en esa pieza, en ese día que empezaba en otra dirección, Liliana podría llorar abrazada a la almohada sin que vinieran a calmarla, dejándola agotar el llanto hasta el final...

Julio Cortázar.