martes, 26 de febrero de 2008

El <<¿dónde estoy?>> de la Bella Durmiente


Se nos da a veces por lanzarnos cuchillos afilados, regocijarnos en vísceras y bularnos del dolor propio a la vez que lo empleamos en dirección contraria. Es el juego del odio. Todo comienza con recuerdos y a partir de ahí.
Le he hablado de ti. Una tercera ensalzándose, no me lo creía. Le he imaginado tus suaves y anaranjados labios finos conteniendo los incisivos aserrados con los que mordías mi piel. Un poco más y le descubro los lunares de tu nariz, pero el daño por entregas. Le he contado cómo me agarrabas en aquel noviembre dulce y también aquélla vez que me rogaste un beso en algún capot desconocido. Pero lo que más le ha sangrado ha sido tu oración favorita, la que sólo te sale con nocturnidad horizontal, con ese tono de voz tan tuyo y que tanto duele; a ella le has hecho hasta vibrar, aunque no te conozca. Un tono meloso de esos que se adhieren al cuerpo como cortinas a la bañera. ¿Con esa voz? -me ha preguntado estremeciéndose- No, mejor -le he contestado-. Le ha dolido.