domingo, 13 de mayo de 2007

Llévate sólo el paraguas


¿Recuerdas cuando nos quedábamos callados metafóricamente vía internet? Nos mirábamos, pantalla a pantalla, yo veía tus letras azul marino, tú las mías verdes. ¿Recuerdas cuánto te amé? Yo recuerdo tu último mensaje y sí, tristemente aún lo conservo. También tu poesía, que ahora me parece nauseabunda pero inocente; y tu foto; tu cadena, escorpio los dos... Un cambio, brusco para mí, quizá porque yo también cambié, me hice más dura y juré no derramar ni una lágrima más.
Ahora me pareces patético, sigues en mi lista. ¿Quién no resopla y niega con la cabeza cada vez que cambias tu mierda de nick? ¿Quién piensa que no eres un gilipollas con mentalidad de preadolescente becqueriano? Todo mi rencor te lo guardo en mi cajita de Pandora y no lo soltaré porque ya vi en su día qué podría pasar y porque, ante todo, respeto a quien amé ahí dentro, en otro tiempo. Muerto. Te habría llevado flores todos los días, pero morir de asco es repugnante.
No estaba en mis planes, pero mi subconsciente (y ahora mi conciencia) se acordó de este simbólico día de mierda, hace tres años. Y el momento de la foto me viene a la cabeza, mis manos en mis caderas y tu brazo sobre mis hombros, provocando una sonrisa de felicidad. La primera foto oficial, delante de padres. Y aquella noche... también viene a mí.