sábado, 19 de mayo de 2007

Love will tear us apart

Aún recordaba la visita al cementerio con Bernard, le había hecho meditar, pero el resultado seguía inamovible. "The myth of the rock'n'roll star who dies young" era una frase poderosa y le hacía sentirse mejor, pero no era la razón. "En estos momentos querría estar muerto, no aguanto más". Pensando en ello, se puso su película favorita, Stroszek, de Herzog, mientras su cabeza respondía a estímulos incoherentes.

Luego encendió su aparato de música. The Idiot comenzó a sonar; siempre le había atormentado. Ahí fue cuando se decidió, entre letras...


Nightclubbing were nightclubbing
Were walking through town
Nightclubbing were nightclubbing
We walk like a ghost

No sonaba a todo volumen, sólo lo suficientemente alto para escucharlo desde la cocina. No había por qué molestar a los vecinos.

Fue hasta el fallado, cogió la gruesa cuerda apartando con su pie izquierdo restos de espuma amarillenta del colchón que le habían puesto en una ocasión a Tony, borracho como una cuba y colocado como nunca. Pensar en aquel día le hizo sonreir; recordaba cómo habían descubierto el colchón horas más tarde. Tony aún escupía espuma de vez en cuando.

Fue a la cocina y abrió la nevera, Debby nunca dejaba que las cervezas se agotaran. Disfrutó su última cerveza mientras la reproducción de la película llegaba a su fin con un "clack".

Por la mañana temprano, Deborah Curtis vestida de negro pero sin guantes, dejó a su hija con los Orwell y se despidió de ella pidiéndole que se portara bien y, con lágrimas en las manos, la abrazó hasta que la niña gimió.