miércoles, 14 de marzo de 2007

BibliotecoMANÍA

Se ven cosas curiosas al ir a la biblioteca, puede ser porque no tienes vida social o porque te pasas horas y horas sin hablar.
Un día de estos, en las famosas "escaleras de derecho" (que no son de derecho, sino que son para todo un campus), un chico/señor se encontraba, a la noche, arrancando carteles de los típicos espacios destinados para ello; esos en los que se fijan carteles unos encima de otros, por capas, sin haber quitado el anterior; pues ahí se encontraba el hombre, mochila al hombro, arrancándolos. Parecía concentrado en la tarea y la actividad le fue disminuyendo la rabia, la ira u otro sentimiento negativo, o puede ser que se estuviera cansando de no llegar a alcanzar la base, pero poco a poco, despacito, fue parando. Lo sé porque al cruzar me quedé mirando entre fascinada y envidiosa, un punto intermedio.

En el famoso "callejón de Derecho" (que no es de Derecho, sino que es un acceso a muchas otras facultades, pero como ya he dicho, soy muy egocéntrica) se apostan repartidores de publicidad o periódicos gratuitos. Siempre te reparten tantas cuantas veces pases por allí, te reconozcan o no (yo me inclino por que no, aunque a efectos sea lo mismo, cuanto antes terminen el tacote, antes se irán). Normalmente son jóvenes, pero aquellos días hubo una excepción. Un bar muy conocido, curioso y bien decorado, llamado Momo ha aposentado allí a un señor a repartir, no panfletos, sino calendarios. Están muy chulos. A mí, a principios de semana me dió uno y, al verlo pensé en Denís y en que le cojería uno para él, pero a la vuelta de la biblioteca ya no estaba. Días más tarde me lo reencontré. En el primer reencuentro no me repartió (pasamos mucha gente a la vez), pero la segunda vez tampoco y la excusa del primer reencuentro no le sirve aquí, pasaba yo sola y, al verme, se giró y se colocó contra la pared, mientras me acercaba se giró hacia el otro lada y en el momento de pasarlo se volvió a girar contra la pared de nuevo, tipo escena del ascensor de The eye. Éste, sin duda alguna, me reconoció.