viernes, 9 de marzo de 2007

Recordé una canción, ya se me olvidó

Quedaban muchísimos segundos para el parcial. No sabía si presentarme o no, pero ansiaba tanto la libertad que decidí salir y en lugar de quedarme arriba con un pitillo y un café, me fui a pasear un rato. Acabé en casa. Me gustó que nadie me dirigiera palabra; no tuve que dar explicaciones, tampoco sabría qué decir, quizá que volvía porque me sentía muy sola, pero esa es una de las cosas que no se dicen a la cara.
LLevaba todo el día oliendo a café, es una buena sensación, pero sería mucho mejor si no tuviera la pierna tan húmeda.
Tomé un plátano, dejé el batido de chocolate para la resaca del día siguiente y me fui a perder el tiempo durante dos horas.