jueves, 1 de noviembre de 2007

"Lonxe de ti o mundo dame medo"


Noviembre, frío noviembre con castañas. Reunión en el asador, cerca del fuego. Nunca me gustaron las castañas, pero sí el Magosto. No había reglas, sólo teníamos que llevar un puñado de castañas picadas. Si no, volaban por los aires, intentando librarse de su destino en las llamas, un salto a la libertad. Recuerdo mucho a Beni, quizá porque era rubio de ojos azules y esos rasgos, con la cara llena de hollín, resaltan más que nunca. Yo no destacaba tanto, para mi era como un camuflaje, invisibilidad.

En esta época, años atrás, íbamos a la aldea de mis bisabuelos, ahora vacía. Allí hay un castaño gigante con un cartel blanco clavado, pero ya no recuerdo qué contaba. Junto al castaño, una mesa formada por dos bloques de cemento y coronada por una piedra redonda que hacía a las veces de tablero para la Escoba. A ambos lados, dos ó tres bancos donde, todos los veranos, los abuelos que antaño vivían allí son llevados de vuelta por sus hijos o nietos a pasar una temporada y curar cicatrices, penas y arrugas del corazón. Muchos recordaban a su mujer, el duro invierno o las vacas transitando libres entre las casas. Allí, en aquellos bancos tertulianos, revivían sus esperanzas y hablaban de la vejez, de la vida o del paisaje. Otros recitaban poesía, como mi avi el poeta, que recitaba hasta que ya no le quedaban palabras en la garganta.

En frente a esta mesa, había una pieda grande en forma de cuenco, lugar de juego de todos los niños que por allí estaban y que,tarde o temprano, se metían dentro y jugban con ella. Ahora creo que ya no existe o eso me había parecido escuchar algún día en una comida. Es extraño pensar como algo que formó parte de tu niñez puede importarte tan poco o tanto en ciertos momentos de morriña. Sería una pena que algún día volviera y no la encontrara. Sería triste.

Tengo ganas de volver, llevar mi cámara y recorrer sus calles vacías, sus casas deshabitadas llenas de frío y recuerdos. Pero hay algo muy dentro de mí que me costará perdonarle, pese a todo lo que este lugar hizo por mí.