viernes, 5 de enero de 2007

As we live and learn

Treinta minutos, veintiocho segundos. Esa será la primera de muchas, me susurró mi conciencia unos diez minutos después, cuando trataba de despejarme en la ducha... Y en menos de doce horas mis dedos marcaban por primera vez ese número desconocido en medio del aturdimiento. Se acabó pronto y ,defraudada, me alejé del aparato. Dos minutos después, volvía a sonar el cuerno de Satanás; inesperadamente, volvió a emitir sonido, taladrándome el alma sin poder evitarlo.
Los minutos pasaron volando, mi mente intrigada se dejó llevar, mecida por el viento que amainaba.
La Montaña se cayó sobre mí, pero agunaté el tipo bajo su avalancha de piedras inocentes y le respondí con un corte en la mejilla derecha que no me dejaría vencer tan fácilmente.
Por eso se marchó y me volvió a dejar sóla en una cueva cuyo eco parecía sacado del corazón de otra persona que vivía mis inquietudes y soñaba mis deseos.