jueves, 14 de diciembre de 2006

Into the white

"Tantas sensaciones en una semana no son buenas", me dijo un día mi psicóloga en su silla color caoba, con respaldo cómodo y mesita plegable en el brazo izquierdo (porque es vergonzosamente zurda - o eso dice ella-).
Desde el diván coloreado a la par que su silla, en donde me encontraba yo, me pareció una conclusión de lo más lógica e ignorante; un consejo propio de los amigos a los que le cuentas tu vida sin que les importe gran cosa -porque lo cierto es que nos preocupamos más de lo que nos pasa a nosotros mismos de lo que le pasa a tu amigo de toda la vida- y a continuación me planteé por qué soltaba yo tanto dinero en explicarle mi vida a alguien desconocido que no me aporta más de lo que me hubiese aportado mi propia madre, aunque quizá ella se escandalizaría más ante mis pensamientos y ocurrencias que la propia psicóloga del PP, que tenía la inocente manía de insinuar que mi amigo gay no era buena influencia para mi vida como futura magistrada.
Lo último que recuerdo ahora es que disfruto de más dinero con el que invito a mis amigos a cenar mientras escuchan mi vida, porque hay veces en las que a mi también me gusta contarla.