Un día de lluvia, sin mucho viento, atravesaré cuatro quilómetros de carretera andando, con una capucha azul o marrón, para llegar al cementerio empapada y vislumbrar una civilización silenciosa y oculta, contemplar sus temores y compartir alguno de ellos, sentir sus ilusiones, los sueños que nunca llegaron a relizar y los amores no correspondidos...
jueves, 28 de septiembre de 2006
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