jueves, 28 de septiembre de 2006

La mirada de Marina se perdió en el horizonte de bruma y escarcha...

Un día de lluvia, sin mucho viento, atravesaré cuatro quilómetros de carretera andando, con una capucha azul o marrón, para llegar al cementerio empapada y vislumbrar una civilización silenciosa y oculta, contemplar sus temores y compartir alguno de ellos, sentir sus ilusiones, los sueños que nunca llegaron a relizar y los amores no correspondidos...