Y después de que algo ya se acabara hace tiempo y de que ya me olvidara de todo, vuelve. Es como un mosquito insignificante que no para de zumbarte al oído, pero que no sabes donde está y todos los aspavientos que haces para espantarlo son en vano, hasta que, con un sopapo acertado y bien dado, lo eliminas para siempre.
jueves, 22 de junio de 2006
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